Olivetianos en acción

VIVENCIAS DE UN VENDEDOR DE DISTRITO

 

EL VENDEDOR DESAPARECIDO

Era una operación de compra para la que el cliente había dado fecha y hora. La empresa estaba situada en las afueras de la ciudad, adonde se dirigieron el vendedor y su jefe de grupo.

Había estado lloviendo toda la semana y el terreno, ya que era una zona sin urbanizar, estaba en muy malas condiciones.

Para no llegar tarde a la cita decidieron ir campo a través mientras comentaban la operación.

De repente el jefe de grupo se dio cuenta de que estaba hablando solo, porque el vendedor había desaparecido. Su sorpresa fue mayúscula, ya que en toda la zona no había un solo edificio. Retrocediendo pudo localizar al vendedor, al que el terreno había cedido y fue a caer en una pequeña depresión de la que no podía salir solo.

Con la ayuda de su jefe de grupo finalmente pudo salir y continuaron con la operación de visita al cliente.

 

EL CASO DE LOS 4 AUTOMÓVILES

Efectuando unas visitas a sus clientes, el vendedor aparcó su automóvil en una calle en la que estaba autorizado, ya que sus clientes estaban por los alrededores.

Acabadas las visitas y al ir a recoger su automóvil se lo encontró bloqueado por otro. En el parabrisas había una nota en la que se indicaba un domicilio en la casa de delante y un piso para llamar si estorbaba. Al llamar al timbre correspondiente situado a la entrada del edificio, a la voz que contestó le dijo que su automóvil no le dejaba salir.

Su sorpresa fue cuando la voz le preguntó que cuál era el coche.

Tuvo que mirar el modelo y la matrícula para que la voz tuviese claro de qué coche se trataba y pudiera bajar con las llaves oportunas para permitirle salir. La explicación era que cuatro personas compartían piso y que cuando llegaban a su domicilio aparcaban en doble fila y dejaban una nota.

La reclamación era contestada por cualquiera, y de ahí el motivo de preguntar por el modelo y la matricula.

 

Alfred Ferrer

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