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SEMBLANZA DE JOSÉ FRANCISCO TOMÁS REBLED.  2ª parte

Después de 39 años de trabajar en Olivetti y en las sucesivas empresas que la fueron comprando, el 24 de Julio de 2009, José Francisco Tomás  Rebled, dejó la actual compañía Tecnocom, dentro del llamado “Plan de Empleo” por el que está previsto que dejen la compañía unas 180 personas.

José F. Tomas Rebled, conocido en el mundo Olivetti como Rebled, ha sido una persona que creemos que ha encarnado perfectamente el espíritu que ha impregnado el carácter de tantos  compañeros y amigos  que han  formado parte durante tantos años de esta gran familia que ha sido Olivetti. Toda su vida profesional la ha desarrollado en el entorno especialmente duro de los Servicios de Atención al Cliente, ahora llamados Servicios Gestionados, traducción literal de la terminología “Managed Services”  usada en el mundo de habla inglesa y ha destacado por su gran profesionalidad, dedicación y capacidad de liderazgo.

En este momento y aprovechando el relanzamiento de la WEB Olivetianos, quisiéramos hacer una semblanza de su andadura profesional, pero sin dejar de lado sus aspectos más personales.

P. ¿Como fue tu “aterrizaje” en Hispano Olivetti? ¿Quien fue tu primer contacto en la empresa?

R. Un buen día recibí una comunicación de Hispano Olivetti para que fuera a realizar unas pruebas Después de aplazarla varias veces, fui a Barcelona un viernes y contacte con Nacho Trenado (q.e.p.d) que me realizo una batería de pruebas y una entrevista durante toda la mañana .

Cuando llegue a Lleida a media tarde, mis padres me dijeron que habían llamado por teléfono para que el mismo lunes me incorporara en Barcelona para empezar un primer curso de formación.

El lunes por la mañana lo dedique a despedirme de donde estaba trabajando, con la anécdota que he relatado en la parte primera, y el martes a las 8,00 de la mañana ya estaba en C. Llacuna en la Escuela de Formación.

P. ¿Como fue tu primer día de trabajo y tu primera referencia en él?

R. Recuerdo que entre en una  de las aulas, donde me recibió una persona con la que luego he compartido muchísimas horas de trabajo, alegrías y problemas (José Jordi Seluy). Muy elegante, con su bata blanca, pelo cortado a navaja. Me dijo que me sentara en una mesa encima de la que había una máquina (la Restisuma 20) que tendría que desmontar  totalmente y volverla  a montar. Como llegue con un día de retraso, la primera parte, la de desmontar, ya la habían hecho mis otros compañeros y casi me da un sincope al ver todo un montón de piezas encima de las meses, que luego deberían otra vez convertirse en una máquina  y además que funcionara.

Allí empecé a oír palabras, para mí, totalmente extrañas (bielas, puentes, excéntricas, etc.), a entender lo que era la flexibilidad al ver como con un artilugio llamado, no sé porqué, “Grifa” se podían doblar las diversas piezas para que al final, aquel engendro de máquina volviera a sumar y a restar, sin equivocarse.

P. A este día, por lo que entiendo, tan impactante siguieron otros ¿Cómo los recuerdas?

Recuerdo días de mucho trabajo, ya que además de las 8 horas dedicadas a entender algo que estaba en las antípodas de lo que había estudiado, teníamos que estudiar, ya que estábamos en un periodo de prueba que era muy duro . De hecho de los 14 Ingenieros Técnicos o Peritos Industriales que entramos en mi promoción, a los tres meses, más de la mitad no pasaron el periodo de prueba y fueron despedidos. Yo tuve la suerte de estar entre los que fueron finalmente admitidos.

P. ¿Cual fue tu primer trabajo y en qué Departamento?

Después de esta primera base de formación en las máquinas mecánicas Restisuma 20 y M24, junto con un buen colega y amigo (Carlos Prieto), estuvimos haciendo prácticas de reparar dichas máquinas en el Taller de Barcelona, donde tuve la suerte de conocer a una persona verdaderamente entrañable (Antonio Alcarria) que era el Jefe de Taller. Desde el primer momento nos trato con un gran cariño, como colegas que éramos. Fue la primera persona en todos aquellos meses que nos trato con una gran cercanía.

Terminadas las prácticas, me dijeron que me integraba como Instructor en el Centro de Formación que entonces estaba dirigido por el entrañable Juan Piña, gran persona a la que he tenido siempre un gran aprecio, para dedicarme a formarme y a formar técnicos en los nuevos productos electrónicos que Olivetti empezó a sacar  al mercado; la P101, que fue el primer microcomputador que salió al mercado mundial, la P203, que combinaba la P101 y una máquina de escribir eléctrica, y que fue la primera máquina que sacó Olivetti al mercado para procesos contables y de facturación, las primeras máquinas electrónicas de calcular Logos 328, hasta que apareció en mi vida profesional un verdadero monstruo de nombre “ Auditronic” que me vacuno para poder soportar todo lo que me vino después.

P. Y allí, por lo que me han contado, empezaron tus viajes a Italia ¿Cómo fue esta experiencia?

Efectivamente, en Abril de 1970 y después de dar varios cursos de los productos citados anteriormente, y con menos de una semana de tiempo me dijeron “El domingo tienes que irte a Ivrea a recibir un curso, en italiano, durante 10 semanas, de la Auditronic 770”. Y allí que me fui con otros cuatro compañeros (Antonio Redondo, Teófilo Pérez, Paco Sánchez Aparicio y Casanova de Valencia, perdón pero he olvidado su nombre).

A estas 10 semanas de curso, se le sumaron otras 5 de prácticas haciendo avisos en Milán, con lo que regrese a España prácticamente para vacaciones y con algo muy importante, además de conocer hasta el último tornillo de aquella máquina infernal, hablaba muy bien italiano.

La experiencia personal fue para mí muy positiva e impactante. Llegamos a Ivrea en plena campaña electoral (en aquellos años Italia estaba casi permanentemente en campaña electoral, ya que casi cada año habían elecciones y cambio de gobierno) y nos encontramos con toda la publicidad que acompaña a estos actos, mítines del entonces para los españoles “diabólico y maligno” Partido Comunista. Inconscientemente mirábamos alrededor por si venían “los grises”.

Hice una verdadera inmersión en la vida y costumbres del Piamonte, conocí muchas personas con las hoy aún mantengo unos lazos fortísimos  de verdadera amistad (Beppino Ponte, Ginacarlo Prina, Enzio Biandrino, Sergio Ciachetti y tantos otros). También conocí a gente de muchos países, que me abrieron aún más la mente al ver otras formas de pensar, de vivir  y de disfrutar .De todos ellos aprendí  algo y lo agradezco.

De la Universidad que ha sido para mí Olivetti, el tiempo transcurrido en Italia (sumando todos los viajes superan los dos años) fue uno de los más fructíferos para mi formación personal y profesional. Al principio iba solo, después con mi mujer, más tarde también con mi hija muy pequeña  aún hicimos un último viaje también con mi hija de cinco años y mi hijo de dos.

Así como fui adquiriendo otras responsabilidades, deje de ir a recibir cursos y pase a ir a reuniones, de dos o tres días, pero muy frecuentes. Durante bastante tiempo iba a Italia entre 6 y 12 veces al año.

P. Por lo que cuentas, estos viajes te dejaron una huella profunda. ¿Que paso a la  vuelta a España después de tu primer viaje?

R. Volví al Centro de Formación de C.  Llacuna y allí formé ( o quizá deformé), en aquella máquina diabólica,  a más de 100 técnicos, poniendo en marcha una formación muy práctica, con mucho tiempo dedicado a la resolución de averías que simulábamos previamente, con la realización cada día de unas baterías de test, etc. También cambiamos el trato que hasta entonces se estaba dando a los mal llamados “mecánicos”, haciéndolo mucho más cercano.

De todos ellos también aprendí mucho y se lo agradezco.

Simultáneamente empecé mi formación electrónica con cursos de 2º nivel y aprendí las funciones de todos y cada uno de los transistores, diodos, resistencias y condensadores, con los que estaban hechas las placas de aquella diabólica “ Auditronic 770 ”, que tuvo su hermana más evolucionada “ la Auditronic  730” , donde la electrónica más tradicional fue sustituida por una primera generación de circuitos integrados .

P. En 1971 tuvo lugar un hecho muy importante ti. Cuéntanoslo.

R. Efectivamente, el día 2 de Octubre de este año 1971, me case con Lourdes. Estaba y sigo estando muy enamorado de ella.

Aparte de darme dos hijos maravillosos (Lourdes y Javier), ha sido siempre el soporte que me ha permitido afrontar tantas y tantas situaciones problemáticas a lo largo de todos estos años.

Creo que en un momento deberíamos dedicar un homenaje a todas las mujeres que han compartido su vida con las personas que hemos trabajado en Olivetti, ya que sin ellas, Olivetti no hubiera sido lo que fue.

En el plano profesional, consideré que mi etapa en el Centro de Formación se había acabado y empecé a buscar trabajo y cuando estaba punto de cambiarme a otra empresa, me llego de la mano de otro de mis buenos amigos (Paco Méndez), al que entonces no conocía, la oportunidad de integrarme como “Product Manager de Auditronic” a un recién creado Departamento Técnico de Sistemas.

El Departamento estaba en Madrid y además de Paco Méndez que lo dirigía, estábamos Paco Font, Javier López Bedoya, José Mª Fernández Donoso y yo mismo ¡casi nada!

P. Entonces fue cuando empezó tu etapa en Madrid. ¿Qué recuerdos tienes?

Efectivamente, en Marzo de 1972 nos trasladamos con Lourdes a Madrid. Allí vivimos momentos muy felices en el plano personal, nacieron mis dos hijos, hicimos excelentes amigos, compramos nuestro primer piso, etc. Fueron años muy buenos.

En el plano profesional, fueron años de afrontar muchísimos problemas. Aquellas máquinas diabólicas, que se averiaban un día sí y otro también, creaban muchos problemas con los clientes, y nuestros comerciales no entendían que si las máquinas se averiaban, nuestra misión era repararlas bien, pero no éramos los responsables del diseño de las mismas, ni del uso tantas veces inadecuado que se hacía de las mismas.

En cualquier caso llegaron otros productos, unos mejores (Audit 7) y otros peores (Audit 5), que en cualquier caso, no me dieron muchas oportunidades de aburrirme ¿quién de los veteranos no se acuerda de los famosos “retrofittings de las Audit 5?

Con los nuevos productos empezó a tener cada vez más importancia el Software. Dado que en muchos casos complejos no estaba claro si el problema era de Hardware o de Software, empezamos a formar en el entorno de Servicios a expertos tanto en Hardware como en Sistemas Operativos. Fue un nuevo paso en la profesionalización de nuestros técnicos que por aquel entonces ya dejaron de ser “los mecánicos”

Este periodo de tiempo fue verdaderamente difícil, especialmente con los viajes, Hace poco tiempo que tire toda una serie de cosas antiguas y entre ellas estaban las agendas de aquellos años, en los que estuve de viaje entre 150 y 180 días laborables. Y lo duro que es solo lo sabe quien lo pasa y su familia.

En este periodo de tiempo aprendí mucho de tantas personas, pero una de ellas fue para mí muy importante (Carlo Barbina) Director del Servicio Técnico Asistencia Clientes (STAC), que fue la primera persona que implanto la idea de que los Servicios no debían de ser un Centro de Coste, sino un Centro de Beneficios. Fue verdaderamente dura su labor, ya que la cultura comercial vigente en aquellos momentos se resumía en una frase “No te preocupes, si se te ha estropeado la maquina, ya te mandare a mi mecánico a que te la arregle”. Pero nadie pagaba por aquellos trabajos.

Implantó los primeros sistemas informativos, muy rudimentarios, pero eficientes. Empezó a seguir la productividad, a gestionar los costes, a implantar los procesos de facturación, etc. En una palabra, empezó a construir una Organización de Servicios.

P. Pero llega un día en el que tienes que decidir de volver a Barcelona. ¿Cuándo y cuál fue el motivo?

R. Llego un momento en el que Carlo Barbina por motivos personales tuvo que volver a Italia. Su sustituto fue Pedro Pastó, que a partir de lo que había hecho Carlo Barbina,  le dio al STAC y luego al ATC (Asistencia Técnica Clientes), un nuevo y definitivo impulso consolidando cada vez más esta Organización de Servicios que empezó a ser una de las fuentes más importantes de beneficio de la compañía .

Pedro Pasto estaba en Barcelona y tenía toda la estructura de Soporte Técnico en Madrid. En aquellos momentos estaba aún muy activa la Fábrica de Barcelona, se tenían reuniones semanales con la Dirección General sobre la calidad de los productos. En un momento determinado me propuso trasladarme a Barcelona para hacerme cargo del Departamento Técnico de Sistemas de Gestión y Productos de Oficina.

Fue una decisión muy traumática, ya que teníamos la vida personal perfectamente estable en Madrid, pero al final en Junio de 1980, nos trasladamos a Barcelona y allí empezamos una nueva etapa, que finalizo el 24 de Julio del 2008, cuando deje de trabajar en Tecnocom.

 

Continuará.

1ª parte.

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