Mi vida en una empresa llamada Olivetti.  (4)

Por José Luis Varas. 8 de Septiembre de 2008

     

Todos deberíamos hacer un resumen de nuestros recuerdos referidos a nuestros jefes. Son figuras clave en nuestro historial empresarial. Si nuestra vida está definida por los acontecimientos que han ido teniendo consecuencias en nuestra vida, los jefes son una fuente segura de consecuencias y por lo tanto de influencia en nuestras vidas. La relación con nuestros jefes es pues clave en nuestra vida, en aquellos casos en los que no hemos sido conscientes, después de los años podemos valorar cómo esa relación supuso mucho para nosotros. En primer lugar porque influyó en cómo vivimos aquellos años, también porque sus decisiones marcaron nuestra vida profesional después.

Desde otro punto de vista, la relación personal con el jefe tiene, a veces, un gran significado. Con el jefe se puede tener un sentimiento de admiración y reconocimiento o por el contrario de crítica y de desprecio; se puede tener una relación distante o de amistad y confianza.

Cuando se pasa revista a nuestra vida profesional, pensar en nuestros jefes y contestarnos a la pregunta de cómo fue nuestra relación con ellos, nos dará mucha información sobre nuestras vidas.

Si tengo que referirme a mis jefes en Olivetti, he de empezar por Pedro Pastó. El fue mi jefe durante años, fue y es un amigo y con él aprendí a ser jefe, aunque de forma diferente a la que él tenía.

Pedro es de formación ingeniero, de práctica: actor. Toda su vida es una representación. Interpreta un personaje que es él mismo. El guión lo va escribiendo sobre la marcha, una vez ha decidido como se tiene que comportar, es muy difícil hacerle cambiar. Durante años yo le ayude a escribir ese guión por lo que se refería a la empresa.

Me causa sonrojo escribir esto, no sé si él estará totalmente de acuerdo, pero yo lo recuerdo así.

Pedro es un hombre inteligente, extrañamente para un técnico tiene una amplia cultural y sus centros de interés son múltiples. Le he conocido épocas entusiasmado con la pintura, otras con la música. Es aficionado al cine y a los deportes, aunque su afición principal es el teatro, como actor y como director.

Fue trasladado desde fábrica para sustituir al Sr Barbina. Lo conocí el día que, todavía en secreto, me lo presentaron Barbina y Arboleya, para que le preparara una serie de cursos para tomar contacto con el STAC. Me empezó a caer muy bien enseguida, quizás fue el día que me dijo que no vendría al curso el día siguiente porque había quedado con su mujer para comprarse un traje nuevo “Ahora con mi nuevo cargo debo cuidar mi imagen”, me dijo. Recuerdo aquella conversación y su tono amigable y natural, como una revelación de su carácter, y me sedujo.

En Febrero de 1976, Pedro Pastó Torelló asumió la dirección del departamento de Servicio Técnico de Asistencia Clientes. Pastó, Doctor Ingeniero Industrial, ingresó en Hispano Olivetti en 1961. Se responsabilizó en un principio del Centro de Esmaltado, en Fábrica, cargo en el que permaneció un año aproximadamente. Posteriormente desempeñó las funciones de Jefe de la Oficina Avance Producción, misión a la que sucesivamente, se fueron añadiendo la de Jefe de la Oficina Avance Montaje  y la de responsable de la organización, gestión y control de los almacenes de Fábrica. Más tarde fue designado responsable de los Sistemas Informativos Fábrica hasta su incorporación en COMESA como Director Stac. 

Pedro entró en Comercial Mecanográfica como un elefante en una chatarrería. Fue provocador e intransigente, tuvo muchos conflictos al principio, sobre todo con los comerciales que no lo entendían y solían decir que estaba loco, que era de otro planeta. Lo cierto es que tenía un papel difícil, debía conseguir una alta rentabilidad en el servicio técnico y, al mismo tiempo, un reconocimiento dentro de la empresa para el departamento y en los clientes para el servicio. Consiguió todo eso y además se convirtió en un personaje entrañable y querido.

El momento clave cada año era el budget. Nos pasábamos cerca de dos meses trabajando muy duro, muchas noches en blanco, para revisar toda la política, planificar las acciones del año y calcular el impacto económico de todo ello. Hombre clave en este proceso era Anselmo Barrera. Después de los cálculos analíticos que nos llevaban días, Anselmo, ante el resultado final, dictaba su sentencia y lo daba por bueno, por factible, o desencadenaba, con sus dudas, una revisión de todo el trabajo realizado.

Otro grupo importante para el cálculo del budget y para el Stac de aquellos años, fue el Departamento Técnico. Un ramillete de técnicos, con muchos conocimientos , y mucho sentido común, que dieron una contribución decisiva a la empresa. La parte de este departamento que inicialmente se llamó Sistemas, se ubicaba en Madrid, aunque algunos de sus miembros eran catalanes: Rebled y Font. Otros estaban viviendo en Madrid, como Bedoya, Fernández Donoso o Julio Pérez. En Barcelona estaba el resto del departamento: Torrent, que en paz descanse, Artola, Solís y Carlos Puig. El Departamento Técnico era el corazón del Stac, el que aportaba la supremacía técnica que daba credibilidad a sus afirmaciones.

Dirección Stac. 5ª Planta de Ronda. Febrero 1980. Parte del equipo directivo del Stac en sesión de trabajo. De izquierda a derecha: Pedro Ruiz, Carlos Puig, Anselmo Barrera, Pedro Pastó, José Luis Varas, José Fco. Tomás Rebled y José Manuel Solís.

La Comercial Mecanográfica de aquellos años se sustentaba en los conocimientos de los técnicos sobre los productos y en las habilidades de los comerciales con los clientes. Esos eran sus puntos fuertes. La capacidad de gestión, innovación y adaptación al mercado de sus directivos no fue un elemento significativo, Así lo recuerdo yo. Las grandes decisiones estratégicas se pensaban en Italia y el equipo directivo español no hacia más que aplicarlas con gran dedicación y honestidad.

Después de los años el mercado y Olivetti cambiaron. El servicio técnico tuvo que vender y la comercial para vender necesitó tecnificarse. Esta transformación le costó mucho a la empresa, que la afrontó cambiando a ciertas personas de cometido, pero raramente acudió al mercado para incorporar nuevos profesionales. Ese fue el origen de graves problemas que se hicieron decisivos para hacer fracasar muchos negocios.

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